Archivo de la categoría: Nuevos Hallazgos

El gran complejo cristiano bajo la Mezquita-Catedral de Córdoba

En 1934, el arqueólogo Félix Hernández dirigió una serie de excavaciones en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Los trabajos sacaron a la luz restos tardorromanos, visigodos e islámicos pertenecientes a estructuras anteriores al gran edificio religioso que ordenó levantar Abderramán I, primer emir independiente de al-Andalus, en el año 785-786. Pero el estallido de la Guerra Civil obligó a paralizar las investigaciones y cubrir el yacimiento. Toda la información recabada por el también arquitecto ,fotografías, planos, dibujos… quedó inédita, sin publicar, hasta su recuperación en fechas recientes.

Las prospecciones retomadas en la actualidad han arrojado interesantes descubrimientos, como parte de un edificio monumental del siglo V, con restos de mosaicos y pinturas, que en el VI fue reformado con muros que definen una serie de naves y un ábside. Eso es precisamente lo que están investigando los arqueólogos ahora mismo. Consideran que el espacio semicircular podría formar parte de un lugar de representación del obispo, una suerte de palacio o sala de audiencias.

Las estructuras más antiguas documentadas en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba corresponden a lo que parece una edificación residencial romana de los siglos III-IV. A partir de ese momento, el centro neurálgico de Corduba se trasladó desde la zona del foro hasta la orilla del Guadalquivir. La minería fue entrando en crisis y la riqueza de la ciudad pasa a tener que ver con el comercio portuario de productos agropecuarios y de lujo. Por lo tanto, le interesa volcarse hacia el sur.

También fue entonces cuando empezó a implantarse el cristianismo con personajes como Osio, Obispo y consejero del emperador Constantino I el Grande que se erigieron en los nuevos gobernantes locales.

Conquista islámica

Tras la victoria en la Batalla de Guadalete los musulmanes comenzaron su invasión, Córdoba cayó en manos musulmanas en el mismo 711, conquistada por uno de los lugartenientes del general bereber Tariq ibn Ziyad. Existe muy poca información de los primeros sesenta años de ocupación islámica, pero se sabe que los conquistadores llegaron a un acuerdo con los cristianos, llamados dimmíes, y que a partir de entonces les permitieron mantener su principal iglesia.

Altar hispanovisigodo
Tenante de altar hispanovisigodo con talla a bisel

Pero esa situación se transformó durante el gobierno del emir Abderramán I. Unas tres décadas de después de conquistar la ciudad, compró dicho espacio, ordenó la construcción de la mezquita y autorizó a la población local a reformar otros centros de culto en barrios periféricos.

Varias fuentes medievales hablan de la existencia de una iglesia grande sobre la que se construyó la mezquita a mediados del siglo VIII. La versión dominante y oficial hasta ahora es que ese edificio religioso se corresponde con la basílica visigoda de San Vicente, señalada bajo las naves de Abderramán I y relacionada con unos mosaicos con diversos motivos decorativos, como una crátera con flores junto a una paloma y una corona de espinas, que se muestran a través de un cristal.

Mosaico hayado bajo la Mezquita-catedral de Córdoba
Mosaico hayado bajo la Mezquita-catedral de Córdoba


Sin embargo, los arqueólogos creen que ese templo no estaba aislado, sino probablemente fue parte del complejo episcopal y que se pondría extender bastante más allá de la actual fachada sur de Mezquita-Catedral y llegar hasta la puerta del puente romano, y que habría contado con una basílica, un baptisterio, el palacio del obispo, almacenes y otras dependencias para diversos usos, como se ha podido documentar en otras ciudades españolas en época tardoantigua como Barcelona, Tarrasa o Valencia.

Los expertos están obteniendo valiosa información analizando los materiales del complejo episcopal que se reutilizaron para la construcción de la mezquita, las sepulturas de época bajomedieval cristiana que también fueron cerradas con lápidas de piedra que habían desempeñado otras funciones en el pasado, a veces simplemente con darles la vuelta y leer su otra cara.

Como detalle se puede observar, en una de las columnas de la intervención de Almanzor en la mezquita, una delicada virgen tallada con trazo fino y cuidadoso. ¿El responsable? Un viajero alemán del siglo XV que quiso plasmar la huella de su devoción. La Mezquita-Catedral de Córdoba es uno de los edificios más importantes del mundo y no sabemos qué hay debajo. La arqueología y la historia, la ciencia, ya están en ello.

Hallada la yesería del Palacio de Don Fadrique

Durante el transcurso de las obras de rehabilitación y restauración de la iglesia y dependencias anexas del convento de Santa Clara de Sevilla, que está llevando a cabo la Archidiócesis, han sido localizados unos restos de gran importancia ocultos en la zona del coro alto que vienen a seguir aportando datos sobre el conocimiento de este edificio tan singular.

En la actualidad, las obras de restauración de bienes muebles se centran en la finalización del artesonado. Así como las que se acometen en el inmueble, están centradas principalmente en trabajos de acabado en cubierta y paramentos verticales en el interior. En el transcurso de dichos trabajos se han llevado a cabo las prospecciones arqueológicas propias de los estudios paramentales, y el resultado ha sido muy gratificante por la localización de este nuevo hallazgo.

Se ha recuperado un fragmento del friso ornamental de yesería del antiguo palacio de Don Fadrique en el coro de la iglesia del Monasterio de Santa Clara. Decoraba originalmente la nave norte de dicho edificio, fechado en torno a 1252, junto a la famosa torre y otras dependencias del conjunto palatino que poco después fueron reconvertidas como convento.

En buen estado de conservación

El resto localizado tiene tres metros de longitud y su estado de conservación es bueno gracias a su ocultamiento mediante un tabique durante las obras del coro de la iglesia a inicios del siglo XVII.

Está compuesto por bandas epigráficas que flanquean una cenefa central de lacería compleja. Estudios realizados en las yeserías localizadas años atrás por Julio Navarro (Escuela de Estudios árabes del CSIC) y Miguel Ángel Tabales (Universidad de Sevilla) publicados en 2014, ponen en evidencia el valor histórico de este elemento pues es el primer programa ornamental dentro del primer edificio señalado de la ciudad de Sevilla tras la conquista castellana.

Detalle del friso

Los motivos decorativos tienen elementos que lo conectan con la tradición mudéjar toledana. El mismo palacio, así como su torre, se caracteriza por combinar técnicas constructivas foráneas, fundamentalmente castellanas con detalles arquitectónicos andalusíes y góticos, cuyo resultado es un complejo palatino realmente original con paralelos, siempre parciales en edificaciones italianas, francesas y alemanas.

En el transcurso de las obras se han documentado igualmente otros restos del palacio bajo el pavimento de la iglesia, esta vez destruidos a nivel de cimientos, entre los que cabe destacar la nave norte del palacio, así como los restos de una estructura que podría haber formado parte de una capilla adosada.

Fuente: Diario de Sevilla

Un bar que esconde un monumento, el primer hamán.


El descubrimiento del primer ‘hamán’ completamente cubierto de pinturas en la península en la calle Mateos Gago hace pensar a los arqueólogos que no se trate de un caso aislado

La remodelación que hizo el arquitecto regionalista Vicente Traver a principios del siglo XX para convertir el edificio en un hotel ocultó preservó un hamán almohade del siglo XII que ha aflorado con la reforma iniciada el pasado verano.

“Lo más importante es que hemos constatado que el baño estaba pintado por completo, de arriba abajo, y con una decoración geométrica de gran calidad. Los dibujos son en almagra [pigmento rojizo] sobre blanco y se han conservado grandes fragmentos en bóvedas y paredes. Este es el único baño islámico que nos ha llegado con una decoración integral, hasta ahora solo se conocían ejemplos con pinturas en los zócalos”.

Cuenta el arqueólogo Álvaro Jiménez.
Paño decorativo en el dinte.

Las obras de rehabilitación han dejado a la vista pinturas murales de gran calidad.

“Ha sido una sorpresa absoluta. Este importante descubrimiento nos da una idea de cómo podrían haber sido otros baños durante la época almohade, sobre todo en Sevilla, que era una de las dos capitales del imperio, junto a Marrakech. El hamán está muy cerca de la mezquita mayor, que se construye también en el siglo XII, lo que justifica su desarrollo decorativo mucho más rico”

Apunta el arqueólogo Fernando Amores:

Con las primeras catas en los techos falsos del bar Giralda, uno de los más concurridos del centro histórico, comenzaron a descubrirse luceras de distintas tipologías que cambiaron por completo el rumbo de la reforma e hicieron que los promotores de la obra decidieran apostar por la recuperación total del baño islámico.


Durante las obras se han rescatado 88 luceras de cinco formas distintas (estrellas, figuras polilobuladas, octágonos…) y también de varios tamaños que forman una especie de constelación mucho más elaborada que la de otros baños de la misma época.

“Las luceras se integran en la red decorativa del espacio y están rodeadas por pinturas de lacería geométrica roja que siguen un patrón regular, una estrella de ocho puntas y un diseño tetralobulado. Son muy destacables también las pinturas del interior del arco de la sala templada, un zigzag que representa el agua. Casi todas las representaciones del mundo islámico hacen referencia al paraíso”

Hay evidencia documental, en textos cristianos de 1281, de los llamados baños de García Jofre, que aparecen citados como linde de una propiedad concedida por Alfonso X a la Iglesia de Sevilla. Después, el siguiente testimonio conocido es del historiador Rodrigo Caro en el XVII, quien dice que la bóveda que se ve al entrar por la Borceguinería (como se llamó la calle Mateos Gago hasta finales del XIX) no son unos baños y escribió:

‘Antes me parecen reliquias de algún circo o anfiteatro’.

Incluso el historiador del Arte José Gestoso afirma que la bóveda es de tradición mauritana, construcciones que son frecuentes en los monumentos sevillanos de los siglos XV y XVI, apunta Jiménez para ilustrar la creencia colectiva de que el tiempo se había tragado los baños de García Jofre.

Sin embargo, ahí han estado siempre. Sabemos que en el siglo XVII hubo una reforma importante, cuando se derribó la cúpula de la sala templada y se construyó otra mucho más baja para levantar una planta. “El edificio sufrió una italianización que incluyó la sustitución de las columnas originales, probablemente fustes romanos reutilizados, por otras de mármol genovés, y se cegaron todas las luceras. La hipótesis es que sería el negocio de un comerciante que construyó una planta alta para su vivienda.

Vicente Traver podría haber optado por derribar los restos de los baños, sin embargo, los protege y los preserva, de forma que los miles de clientes del Giralda llevan un siglo tomando cervezas en un hamán almohade.

El arrabal mudéjar de Benialofar

El hallazgo arqueológico en este solar de La Florida. El descubrimiento de la vía Heraclea, por donde entró Julio César a Sevilla. Este hallazgo se suma al de un potente complejo portuario a quinientos metros de la desembocadura del antiguo arroyo Tagarete.

Se trata de un solar de 4.300 metros cuadrados y excavado hasta los seis metros de profundidad donde se encuentran tanto restos de la Híspalis romana como de la Isbiliya islámica. Un auténtico reto para los arqueólogos.

Vista aérea del solar de La Florida dónde se encontraba Benialofar.
Vista aérea del solar de La Florida

El arrabal mudéjar de Benialofar.

Un arrabal del que se conocía su existencia documental pero no física y que se asentaba sobre la vaguada natural del arroyo Tagarete.

Durante la edad media conocemos al menos tres arrabales existentes en los extramuros de Sevilla. La Macarena, Triana al otro lado del río Gualdaquivir y un tercero recientemente hallado en La Florida, Benialofar,

Benialofar era ya conocido por diversos documentos dónde se conoce fue completamente arrasado durante la reconquista. Allí se han hallado trazados urbanos mudéjares, medievales, almohades y pre-almohades.

En 2009, apareció en La Florida el arrabal mudéjar de Benialofar, un barrio del siglo XIV pero de origen islámico del siglo XII que tenía la misma configuración que el barrio de Santa Cruz, con callejuelas y adarves.

Se confirmaba, de esta forma, que ya desde la época almohade Isbiliya se había ensanchado más allá de las murallas. Benialofar aprovechaba las edificaciones de entre las puertas de Carmona y de la Carne.

Tenía una entidad urbana excepcional siendo una zona extramuros. Y, sobre el término, aunque todo apunta a que realmente se trataba de Benialofar, es posible que no fuera así ya que, aunque existió, se trata de una entidad periurbana de la que no se tiene constancia ni en fuentes musulmanas ni en las cristianas.

El primer puerto de Sevilla

También decir que bajo el arrabal de Benialofar, en La Florida existe un segundo momento histórico perteneciente a la fase romana de la Híspalis republicana y augustiana.

«Lo que hemos documentado es una serie de infraestructuras relacionadas con la actividad portuaria, como almacenes, áreas de control administrativo, un santuario y espacio de acopio de materias primas a cielo abierto».

Félix Machuca, arqueólogo.

Ya se sabía que el primer puerto que tuvo Sevilla en la época romana se encontraba en la desembocadura del Tagarete, en las proximidades del Alcázar, y que se extendió hasta el actual Parlamento de Andalucía.

«Ese cordón, que está mejor perfilado en la orilla de poniente ahora, hemos podido caracterizarlo hasta la puerta de Carmona, que es por donde entra la vía Augusta en Hispalis»

Miguel Ángel de Dios, arqueólogo.

Ahora se ha descubierto que en la zona de La Florida, allende las murallas, había vida comercial y marinera. Aquel complejo portuario formaba parte de un anillo  que iba por el levante a la altura de La Florida y por el cauce del Guadalquivir hasta el lugar donde hoy se encuentra el Parlamento.

La tinaja almohade descubierta en Alarcos

El Museo de Ciudad Real ha cedido 60 piezas cerámicas para la exposición ‘aTempora’ que se celebra en la ciudad castellanoleonesa, entre ellas la tinaja almohade de Alarcos.

La cerámica acompaña al ser humano desde el principio de los tiempos, incluso antes del desarrollo de la agricultura y del paso del nomadismo al sedentarismo. Una técnica asociada íntimamente a los usos y costumbres del hombre que sobresale por encima de cualquier otro material en los registros arqueológicos. Su importancia abruma en aTempora con un total de 600 piezas, una exposición que recorre 6.000 años de cerámica en Castilla-La Mancha y que el pasado 10 de abril abría sus puertas en Burgos tras su paso por Talavera de la Reina.

Y entre las 600 obras presentes en la ciudad castellanoleonesa se encuentran 60 procedentes del Museo Provincial de Ciudad Real. Su director, José Ignacio de la Torre, destaca los tres bloques en los que se dividen las piezas cedidas a la exposición en Burgos: «las cerámicas del Bronce del Cerro de La Encantada y la Motilla del Azuer; el lote ibérico del Cerro de las Cabezas  y la cerámica almohade de Alarcos».

Y entre todas ellas sobresale la tinaja almohade descubierta en Alarcos en 2017, «una de las piezas estrella de la exposición. Es uno de los mejores ejemplos que existen y una de las más antiguas de su ipología», una pieza que fue recompuesta a partir de múltiples fragmentos y restaurada para la celebración de aTempora en Talavera de la Reina. Después de la derrota de Alfonso VIII ante al-Mansur en 1195, Alarcos quedó en manos islámicas hasta su recuperación tras las Navas de Tolosa en 1212. Así, esta cerámica permite ubicarse en un periodo muy concreto, una tinaja con motivos geométricos y vegetales que servía para contener agua con la intención de realizar la purificación ritual de la ablución.

El Museo Provincial de Ciudad Real se ha convertido en un referente gracias al carácter excepcional de sus fondos y a las campañas arqueológicas que continúan aportando conocimiento a los diferentes periodos. Con anterioridad, la institución museística  ya ‘exportó’ piezas a muestras relevantes como la realizada en 2014 en el Museo del Louvre de París bajo el título Marruecos medieval: un imperio de África a España (1147-1269), que en 2015 tuvo su continuidad en la ciudad norteafricana de Rabat, o en Cervantes, soldado y poeta, en Toledo entre 2016 y 2017.
La exposición llevada a cabo en Talavera de la Reina superó los 103.000 visitantes y ahora en Burgos, con una muestra abierta hasta el 13 de octubre, continuará mostrando la relevancia de la cerámica ciudadrealeña.

Hallan el palacio de Al-Mutamid en Sevilla

El palacio de Al-Mutamid.

El hallazgo del palacio de Al-Mutamid del siglo XI en Isbiliya supone un descubrimiento de gran importancia para la Interpretación de los Reales Alcázares de Sevilla.

Tras un milenio oculto y prácticamente intacto entre los propios muros de las casas del Patio de Banderas. Los arqueólogos ya advirtieron en 2014 que ahí estaba el vestigio más antiguo del Alcázar de Sevilla. El carbono 14, cuyos resultados certifica que los restos hallados en la casa número 8, junto al Palacio del Yeso, son sin lugar a dudas la residencia de Al-Mutamid.

El resultado de las excavaciones ya anticipó a su comienzo que nos encontrábamos ante una residencia palatina de mayores dimensiones que lo que ocupa la vivienda actual que podrían pertenecer a la primera edificación taifa. Eso podría hacer pensar que podría ser el palacio de Al-Mutamid, el rey poeta, pero no lo asegura.

Hasta que el trabajo de los arqueólogos desenterró la mayor parte posible y la ciencia lo ha confirmado. Los frescos rescatados, los arcos y las columnas son del siglo XI. Ahí escribió sus versos Mohammad ben Abbad – Al Mutamid, el último soberano abadí.

Un milenio oculto.

Ese palacio fue el centro de su melancolía en Agmat, donde murió

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  • Techo perteneciente a una de las estancias del recién descubierto palacio de Al-Mutamid.

desterrado tras ser depuesto por el emir almorávide Yusufy huir por el Guadalquivir. Todo apunta en esa dirección y en la publicación que realiza el Patronato cada año llegó a aventurar, hace casi un lustro, que en su opinión la mitad del Dar-al-Imara se mantiene intacto hasta la línea de adarve, «conformando una pieza clave en la historia de nuestra ciudad».

Las excavaciones le han dado la razón, aunque todavía hay mucho trabajo por delante para sacar a la luz todo lo previsto. Lo que está confirmado es que los vestigios son del siglo XI y que los documentos históricos sostienen que en esa época sólo se construyó en esa zona el Palacio del Gobernador, por lo que las conclusiones, a falta aún de varios estudios, son evidentes.

El palacio de Al-Mutamid y Medina Azahara.

La influencia que pudo tener Medina Azahara en la arquitectura del Patio de Banderas es lógica porque en el entorno estaba la antigua Casa de Gobierno, que simboliza el momento de la entrada en Sevilla de Abderramán III en el año 913 bajo los cánones omeyas.

la comparación es inevitable porque posteriormente, en la época de los taifas, el siglo XI, uno de sus fundamentos es la imitación, en el mejor sentido de la palabra, de las concepciones omeyas, por lo que no es extraño que hayan aparecido formas similares.Los tres tipos de arcos califales y las columnas, de Medina Azahara y el palacio de Al-Mutamid guardan un parecido asombroso.

Medina Azahara

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  • Comprar libro: Leyendas de Medina Azahara (Al Ándalus) Abderramán III, el poderoso califa, ordenó construir Medina Azahara sobre las laderas de Sierra Morena, en las cercanías de Córdoba. Las obras comenzaron en 936 y la corte califal se trasladó en 945. Comenzaba la leyenda de una de las ciudades más hermosas que jamás se construyeran, asombro de propios y extraños, que fue conocida en sus tiempos como «la perla de Al Ándalus». Su vida fue tan intensa como efímera, ya que sería destruida en 1013 durante la feroz guerra civil cordobesa que pondría fin al califato. Moría la ciudad, nacía el mito eterno.

Medina Azahara fue destruida en el año 1013, cuando entran los bereberes en Córdoba en el proceso de caída del Califato de Córdoba, y en el año 1070 la ciudad omeya es incorporada a los territorios del reino abadí de Sevilla y se traen algunos materiales de Medina Azahara, entre ellos, por ejemplo, el capitel de la columna noroccidental del Patio de las Muñecas del Alcázar, que procede de allí. Esto no quiere decir que las columnas descubiertas en el Patio de Banderas procedan del monumento cordobés porque para afirmar eso habría que hacer un estudio mucho más detallado y no es posible certificarlo a primera vista.

Hubo muy probablemente obras específicas de los abadíes, por lo que habría que ver cada capitel, aparte de tener todos una estética claramente omeya, que es la línea en la que están los monarcas. Lo que sí demuestra es que el rey Al-Mutamid construyó su palacio a imagen y semejanza de Medina Azahara, probablemente sobre los restos de la edificación anterior del propio Abderramán III, y que todo se ha conservado de forma extraordinaria a lo largo de casi mil años, un largo tiempo que curiosamente ha venido a coincidir en el mismo fin de semana en Córdoba y Sevilla.

Propiedad del Palacio de Al-Mutamid

En estos momentos la titularidad de la propiedad corresponde a Patrimonio del Estado, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, que no incluyó estas casas en la donación del Alcázar a Sevilla durante la II República. El inmueble estuvo años alquilado a una familia, que tenía una renta antigua. El concluir el arrendamiento, Hacienda inició el expediente de enajenación para vender el edificio y obtener importantes ingresos por él. Pero el Ayuntamiento consiguió frenar la operación tras las primeras sospechas de los arqueólogos hace ya un año y medio aproximadamente.

Si el diálogo cuaja con los propietarios, el palacio de Al-Mutamid será el punto del monumento en el que los visitantes obtendrán información sobre toda la historia del recinto y acogerá también una zona de consigna. En todo caso, será visitable porque su estado de conservación es sorprendente. Se han recuperado incluso las inscripciones de los alfices y la estructura del milenario edificio. Los arqueólogos habían hecho una infografía con la planta que, según los documentos, podría haber tenido aquel palacio. Y las excavaciones lo han confirmado. Todo el periodo islámico de Sevilla está por fin al descubierto.

Se derrumba parte de la muralla de la Macarena

El alcalde ha lamentado los hechos producidos en la madrugada del día de hoy, cuando los vecinos de la calle Macarena asistieron al desprendimiento de un lienzo completo de más de 50 metros de la muralla del sevillano barrio de La Macarena.

Afortunadamente no hubo que lamentar afectados, «de momento», recuerda la candidata del PA a primera edil del consistorio hispalense, Pilar Távora, quien ha denunciado las condiciones de «abandono» por parte del Gobierno municipal «de la sencillísima tarea de ir limpiando las malas yerbas que crecen en la muralla».

¡FELIZ DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES!

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Medina Azahara, única candidatura a Patrimonio Mundial

La candidatura del Conjunto Arqueológico de Medina Azahara (Madinat Al-Zahra) para su declaración como Patrimonio Mundial será «la única» que evalúe en su reunión de este jueves y viernes el Consejo de Patrimonio Histórico Español, para así determinar si el Gobierno presenta en nombre de España su candidatura ante la Unesco.

El debate sobre Medina Azahara será Seguir leyendo Medina Azahara, única candidatura a Patrimonio Mundial

CSIC descubre técnicas sobre el cultivo de la vid en al-Andalus

El estudio sobre el cultivo de la vid en al-Andalus, de tratados agrícolas y botánicos de autores andalusíes redactados entre finales del siglo X y mediados del XIV ha demostrado la existencia en al-Andalus de técnicas de mejora de cultivo de la vid, en concreto métodos de poda y propagación, novedosas con respecto a otras regiones vitivinícolas peninsulares. Un equipo multidisciplinar coordinado desde la Escuela de Estudios Árabes (EEA) del CSIC, compuesto por filólogos, agrónomos y botánicos, en colaboración con las Universidades de Córdoba y Granada, han editado, traducido y analizado en profundidad ocho tratados agrícolas árabes junto a obras de carácter botánico, tanto manuscritas como impresas, que han permitido ampliar el conocimiento que se tiene de este cultivo ancestral y las técnicas aplicadas. “La importancia de la viticultura dentro de la agricultura desarrollada durante el período andalusí es un hecho indiscutible”, explica Expiración García, investigadora de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC.

   “En las obras que analizamos, la vid es el cultivo al que se dedica una mayor atención y extensión, porque, como argumentaban en el siglo XI, es fácil de cuidar y su época de plantío es muy amplia”.

La vid y la elaboración del vino se introdujeron siglos antes en la cuenca mediterránea y, por tanto, en la Península Ibérica desde el área siro-palestina, donde existía una antigua tradición. Investigaciones arqueológicas del CSIC sitúan la producción y consumo de vino en estas zonas en la Edad de Bronce, ya desde el III y II milenio anterior a nuestra era.

Utilizaban técnicas únicas en el mundo para combatir las plagas

En concreto, el análisis desarrollado por la EEA ha revelado la existencia de diferentes técnicas de poda de formación y de fructificación, muy detalladas en los tratados agrícolas árabes de esta época con respecto a obras de autores grecolatinos. Los investigadores han llegado a la conclusión de que en al-Andalus se realizaba una poda de fructificación dividiendo las vides en tres grupos de acuerdo con la extensión de la poda: las de poda larga (melar y blanca); de poda corta (negra y repleta de racimos compactos) y la intermedia (jallādī o jallāwī). Incluso algunos tratados redactados en el siglo XI referencian la existencia de una poda especial destinada a las pasas.

Asimismo, la investigación ha dejado al descubierto que los agrónomos andalusíes utilizaban un proceso continuo de mejora de la producción mediante el injerto de variedades más selectas sobre los pies más deficientes. Con el objetivo de aportar nutrientes, utilizaban como abono cenizas y cornamentas de rumiantes y, como proceso fitosanitario, los autores árabes hablan de una técnica llamada empolvado que consistía en la aplicación de materiales finos (tierras, estiércol y cenizas) directamente sobre la planta. Esta práctica, exclusiva de al-Andalus, posiblemente se realizaba como técnica para combatir el insecto Lobesia botrana o polilla del racimo.

Los tratados analizados recogen frecuentes referencias a plantaciones en regadío, cuando la vid es un cultivo tradicionalmente asociado al secano. Este hecho apoyaría la idea de la existencia de plantaciones dedicadas exclusivamente a la producción de uva para el consumo como fruta fresca. Generalmente dispuestas en emparrados para crear bóvedas vegetales con una finalidad productiva y ornamental, los vestigios de estas plantaciones son evidentes hoy en día en los cármenes (del árabe karm, viña) o fincas situadas en el Albaicín, barrio granadino de tradición morisca, configurando su paisaje.

Pese a que las obras agrícolas andalusíes solo aluden a la preparación de mosto, arropes y vinagres, los investigadores de la Escuela de Estudios Árabes han constatado que el consumo de vino no era inusual, sobre todo en ámbitos marcados por la marginalidad o por su exclusividad.

En los márgenes de la ley

   “Los cristianos eran quienes comercializaban el vino, que se consumía en espacios privados, en fiestas y reuniones de carácter muy diverso. Sobre ello, ha profundizado Manuela Marín, investigadora del CSIC en Madrid ahora jubilada, y autora de la obra ‘En los márgenes de la ley: el consumo de alcohol en Al–Andalus’, explica Expiración García.

Para las escuelas jurídicas islámicas, el consumo de vino era una transgresión, pero también un delito castigado con penas de azotes. No obstante, los juristas andalusíes interpretaban que el consumo privado era una elección individual, mientras que beber en público constituía un escándalo inaceptable.

“En niveles altos de la sociedad, príncipes, aristócratas y soberanos mantenían un discreto consumo de vino en las llamadas ‘tertulias de bebida’, de acuerdo a una etiqueta establecida. De estas reuniones, que se celebraba en la parte privada de las residencias, el ‘pecador’ daba cuenta únicamente a Dios. Por el contrario, en ciudades como Córdoba y Sevilla, donde era habitual el vino en tabernas y alhóndigas, las autoridades perseguían a los bebedores para ejercer un control de las ‘gentes de mal vivir’ y de sus costumbres libertinas”, subraya Manuela Marín en ‘En los márgenes de la ley’.

Las conclusiones de estas dos líneas de estudio se recogen en la exposición del Jardín Botánico de Madrid (RJB) ‘La Vid, el Vino y el CSIC’ que ha recibido más de 18.000 visitas. La muestra se aproxima a la investigación científica del sector vitivinícola desde una perspectiva multidisciplinar, demostrando su trascendencia a nivel económico, social y cultural.

 

Fuente: agroinformacion.com

Hallazgo arqueológico de más de un millar de fragmentos y piezas

El hallazgo arqueológico en la primera campaña de excavaciones en el entorno del antiguo castillo de Beas de Segura ha finalizado arrojando más de un millar de fragmentos y piezas arqueológicas que ahora estudia y cataloga el Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Jaén (UJA). Entre las piezas de más valor que se han localizado se encuentra Seguir leyendo Hallazgo arqueológico de más de un millar de fragmentos y piezas