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¡Visita Sevilla!

Pasaje de Amores 12 [Sevilla Centro]

En pleno centro de Sevilla entre sus murallas de origen almohade se encuentra nuestros magnifico apartamento, en un edificio de arquitectura sevillana, a pocos pasos del mercado de la calle feria y junto a la famosa Alameda de Hércules donde dos inmensas columnas romanas custodian la plaza y la convierten por su antigüedad (1574)en la alameda más antigua de España y de Europa. Si además vienes un Jueves podrás pasear por el mercadillo de antigüedades mas importante de la ciudad.

La influencia de varias culturas a lo largo de su historia hacen que este barrio destaque por su ambiente cosmopolita y con carácter.

Muy cerca de aquí también encontrarás la Basílica de la Macarena, templo que acoge una de las imágenes religiosas más veneradas de la ciudad y que como su barrio también se llama Macarena.

No te pierdas algunos sus templos de estilo barroco o gótico-mudéjar que no te dejarán indiferente.

Por nuestra parte, como no queremos que te dejes ni un sólo rincón sin visitar te ofrecemos nuestro apartamento totalmente nuevo, con las mejores comodidades, calidad y confort para que no tengas que preocuparte por tu descanso y cargues pilas para continuar disfrutando de tu estancia cada día, en un lugar estratégico de Sevilla, cercano a todos los puntos de interés para que te impregnes de su arte en cada salida.

Y si un día no te apetece salir disponemos de cocina equipada con todo lo necesario para poder preparar su propia comida (frigorífico, vitrocerámica, microondas, vajilla, sartenes, cafetera, lavadora, …etc). Disponemos de WIFI, televisión, luces regulables para que uses la mas apropiadas en cada momento, calefacción y aire acondicionado.

¡Qué mejor lugar para enamorarse de Sevilla que en Pasaje de Amores !.

Restauración de la iglesia de Santa María la Blanca: conservación de la historia de Sevilla

La iglesia de Santa María la Blanca, situada en el corazón de Sevilla, es un monumento que data de 1953 en plena reconquista de al-Andalus y justo después de reconquistar Sevilla, Isbiliya, el rey San Fernando y que ha sido declarado Bien de Interés Cultural. La iglesia se construyó sobre una antigua sinagoga, que concedió Alfonso X el Sabio a los judíos de la ciudad hispalense.

La Consejería de Turismo y Cultura a través de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Sevilla, está llevando a cabo un proyecto de conservación y restauración de la iglesia de Santa María la Blanca. Este proyecto se centra en preservar el valioso hejal, un elemento móvil de las sinagogas que está orientado hacia Jerusalem y que se utiliza para guardar los rollos de la Torá

La restauración del hejal se efectuará para que sea fácilmente distinguible y compatibilizar su apariencia original con el programa decorativo barroco, sin causar daños en su estructura física. Además, se ha solicitado la reposición de los azulejos que se retiraron en su día y que actualmente están almacenados y restaurados, para que formen parte del material de acabado del bastidor del hejal.

La Comisión señala no obstante que todo este planteamiento tiene una justificación en el caso de que los azulejos del zócalo desmontado ya no existieran, pero que se conocieran por asimilación con los del resto de la iglesia o por los que aún quedan en su posición original, pero no es este el caso. Y es que los azulejos existen, están perfectamente restaurados y en disposición de ser colocados en su lugar original.

Restauración de la Iglesia de Santa María la blanca 1253

Es por todo lo anterior por lo que la Comisión de Patrimonio ha solicitado la presentación del correspondiente proyecto de conservación, en el que se repongan en su lugar los azulejos retirados en su día, hoy almacenados y restaurados, sirviendo igualmente como material de acabado de los paneles del bastidor que permita la percepción ocasional del hejal.

Además de la restauración de la iglesia de Santa María la Blanca, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico ha informado favorablemente sobre la construcción de dos rampas en el claustro del Monasterio de Santa María de las Cuevas, Claustro Grande y el Claustrillo mudéjar, que sustituirá a la rampa provisional que existe actualmente; y mejorará la accesibilidad conexión los diferentes espacios de este importante monumento. Con estas medidas, se busca proteger y preservar el patrimonio cultural de Sevilla y su rica historia para las futuras generaciones.

El gran complejo cristiano bajo la Mezquita-Catedral de Córdoba

En 1934, el arqueólogo Félix Hernández dirigió una serie de excavaciones en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Los trabajos sacaron a la luz restos tardorromanos, visigodos e islámicos pertenecientes a estructuras anteriores al gran edificio religioso que ordenó levantar Abderramán I, primer emir independiente de al-Andalus, en el año 785-786. Pero el estallido de la Guerra Civil obligó a paralizar las investigaciones y cubrir el yacimiento. Toda la información recabada por el también arquitecto ,fotografías, planos, dibujos… quedó inédita, sin publicar, hasta su recuperación en fechas recientes.

Las prospecciones retomadas en la actualidad han arrojado interesantes descubrimientos, como parte de un edificio monumental del siglo V, con restos de mosaicos y pinturas, que en el VI fue reformado con muros que definen una serie de naves y un ábside. Eso es precisamente lo que están investigando los arqueólogos ahora mismo. Consideran que el espacio semicircular podría formar parte de un lugar de representación del obispo, una suerte de palacio o sala de audiencias.

Las estructuras más antiguas documentadas en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba corresponden a lo que parece una edificación residencial romana de los siglos III-IV. A partir de ese momento, el centro neurálgico de Corduba se trasladó desde la zona del foro hasta la orilla del Guadalquivir. La minería fue entrando en crisis y la riqueza de la ciudad pasa a tener que ver con el comercio portuario de productos agropecuarios y de lujo. Por lo tanto, le interesa volcarse hacia el sur.

También fue entonces cuando empezó a implantarse el cristianismo con personajes como Osio, Obispo y consejero del emperador Constantino I el Grande que se erigieron en los nuevos gobernantes locales.

Conquista islámica

Tras la victoria en la Batalla de Guadalete los musulmanes comenzaron su invasión, Córdoba cayó en manos musulmanas en el mismo 711, conquistada por uno de los lugartenientes del general bereber Tariq ibn Ziyad. Existe muy poca información de los primeros sesenta años de ocupación islámica, pero se sabe que los conquistadores llegaron a un acuerdo con los cristianos, llamados dimmíes, y que a partir de entonces les permitieron mantener su principal iglesia.

Altar hispanovisigodo
Tenante de altar hispanovisigodo con talla a bisel

Pero esa situación se transformó durante el gobierno del emir Abderramán I. Unas tres décadas de después de conquistar la ciudad, compró dicho espacio, ordenó la construcción de la mezquita y autorizó a la población local a reformar otros centros de culto en barrios periféricos.

Varias fuentes medievales hablan de la existencia de una iglesia grande sobre la que se construyó la mezquita a mediados del siglo VIII. La versión dominante y oficial hasta ahora es que ese edificio religioso se corresponde con la basílica visigoda de San Vicente, señalada bajo las naves de Abderramán I y relacionada con unos mosaicos con diversos motivos decorativos, como una crátera con flores junto a una paloma y una corona de espinas, que se muestran a través de un cristal.

Mosaico hayado bajo la Mezquita-catedral de Córdoba
Mosaico hayado bajo la Mezquita-catedral de Córdoba


Sin embargo, los arqueólogos creen que ese templo no estaba aislado, sino probablemente fue parte del complejo episcopal y que se pondría extender bastante más allá de la actual fachada sur de Mezquita-Catedral y llegar hasta la puerta del puente romano, y que habría contado con una basílica, un baptisterio, el palacio del obispo, almacenes y otras dependencias para diversos usos, como se ha podido documentar en otras ciudades españolas en época tardoantigua como Barcelona, Tarrasa o Valencia.

Los expertos están obteniendo valiosa información analizando los materiales del complejo episcopal que se reutilizaron para la construcción de la mezquita, las sepulturas de época bajomedieval cristiana que también fueron cerradas con lápidas de piedra que habían desempeñado otras funciones en el pasado, a veces simplemente con darles la vuelta y leer su otra cara.

Como detalle se puede observar, en una de las columnas de la intervención de Almanzor en la mezquita, una delicada virgen tallada con trazo fino y cuidadoso. ¿El responsable? Un viajero alemán del siglo XV que quiso plasmar la huella de su devoción. La Mezquita-Catedral de Córdoba es uno de los edificios más importantes del mundo y no sabemos qué hay debajo. La arqueología y la historia, la ciencia, ya están en ello.

El Palacio de los marqueses de La Algaba

Pórtico del Palacio de los marquese de La Algaba

El palacio de los marqueses de la Algaba tiene su origen en una vivienda medieval que debió ser construida o reformada por el señor don Juan de Guzmán, al poco tiempo de construir la torre defensiva de la Algaba en 1446, y que luego fue ampliado y remodelado casi totalmente en los inicios del Renacimiento. Es un ejemplo de la aceptación del tipo de palacio islámico todavía a finales del siglo XV y durante el siglo XVI y de la convivencia de las formas mudéjares con las novedades del Renacimiento italiano.

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NAVIDAD ENTRE LOS CRISTIANOS DE AL-ANDALUS

Navidad entre los cristianos de al-Andalus

Uno de los mejores testimonios para conocer en que consistía la celebración de la Navidad entre los cristianos de al-Andalus es el tratado de Abu-l-Qasim al-Azafi, soberano de Ceuta entre 1249-1278, escrito para condenar la participación de los musulmanes en las fiestas cristianas y proponer, en cambio, la conveniencia de instaurar la fiesta del nacimiento de Mahoma como alternativa islámica a la Natividad de Jesucristo. Este tratado fue editado y traducido por F. de la Granja.

Pasaje del tratado de al-Azafi:

«En estas fiestas se hacen unos a otros preciosos regalos que han elegido de antemano y «ciudades» en las que forman e inventan diversas figuras. Los ricos montan en sus casas puestos como los de los tenderos y los arreglan esmeradamente. Hay que gente que permite a sus familiares comer de ellos, y otros se lo prohíben. Los adornan como si se tratase de una desposada subida en su estrado, tras la de la cual no se cerraran las puertas. Los hay que venden una parte de aquello y venden el resto.

Nos ha contado más de un viajero que en algunas ciudades de al-Andalus estos puestos llegan a valer setenta dinares o más, por los quintales de azúcar que contienen, las arrobas de alfeñiques, la variedad de frutas frescas, bolsas de dátiles, sacos de pasas e higos, de diferentes clases, especies y variedades, y toda suerte de cascajo: nueces, almendras, avellanas, castañas, bellotas y piñones; amen de caña de azúcar, y toronjas, naranjas y limas de la mejor calidad. En algunas ciudades hacen cazuela de pescado en salazón, en lo que gastan hasta treinta dirhemes, y otras comidas por el estilo (…)

Sueltan a los niños de las escuelas, y con ello les llenan el corazón de amor por esas innovaciones que ya han echado raíces».

También encontramos deferencias a otras ciudades de al-Andalus en otro texto, transmitido por el cronista magrebí del siglo XVII al-Maqqari y que fue traducido por el arabista decimonónico F. J. Simonet en su célebre Historia de los mozárabes. El texto señala que, en cierta ocasión, el poeta y literato Abu Imran Mud al-Tavani, es decir, el trianero, fallecido en el año 1241-1242, entró en casa de cierto personaje importante. Era entonces la fiesta de Año Nuevo o nayruz, nombre que Simonet transcribió erróneamente por Nairm (?), manifestando el poeta su sorpresa y admiración ante la costumbre de elaborar, en tal fecha, ciudades hechas de masa con bellas figuras, lo que le inspiró unos versos. A continuación reproduzco la traducción del texto según la versión del citado arabista sobre las costumbres de al-Andalus (Simonet, 1983, N, 820; al-Maqqari, 1988, N, 63):

«Y dijo Abu Amran Musa el Triani con motivo de haber entrado un día de Nairm (sic, por nayruz) en casa de uno de los magnates, los cuales tenían por costumbre el hacer en tal día ciudades de pasta con preciosas figuras; y como mirando a la ciudad le hubiese agradado, le dijo el dueño de la casa: «Descríbela y tómala», y él dijo:

Una ciudad amurallada: asómbranse de ella los mágicos.
No la construyeron sino las manos de una virgen casta.
Parece una esposa que sale a vistas hecha de pan de flor y dulces. Y no tiene más llaves que los diez dedos».

Alajúr y alfajor

 Alajúr y alfajor

El maestro de la novela picaresca del Siglo de Oro español, Mateo Alemán (1547-1615), en su obra cumbre ‘Guzmán de Alfarache’, en el libro III, capítulo II, hace mención al alfajor cuando el pícaro Guzmán, en Roma, cuenta:

“Lo que más llegaba eran pedazos de pan. Este lo vendía y sacaba de el muy buen dinero. Comprábame parte dello personas pobres que no mendigaban; pero tenía la bola en el emboque. Vendíalo también a trabajadores y hombres que criaban cebones y gallinas. Mas quien mejor lo pagaba eran los turroneros, para el alajúr o alfajor, que llaman en Castilla”.

Pero antes, y sabiendo que el pan forma parte de la fórmula para hacer los alfajores, que mejor que recurrir a un anónimo del 1786 para saber su fórmula que el Dr. Thebussem y que con el título de  Recetario práctico de guisados y dulces: Medina Sidonia  decía que los alfajores se elaboraban así:

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Previsiones sobre las Reales Atarazanas de Sevilla

Aberración en las Atarazanas de Sevilla

La junta de andalucía da un paso atrás es la aprobación del proyecto para las Reales Atarazanas de Sevilla.

No sabemos con qué intenciones ni bajo qué parámetros reales, lo cierto es que hasta la fecha ningún «ilustre» arquitecto ha sabido estar a la altura de lo que este complejo milenario merece.

Diseño propuesto por Vázquez Consuegra como reforma para las Reales Atarazanas de Sevilla.

Hasta hoy, tras varios proyectos aberrantes, y con grandes financiadores detrás prometiendo fines sociales y la desidia de las administraciones, sigue persistiendo un robusto monumento de Isbiliya enterrado hasta la mitad durante siglos que el tiempo ha insistido en que perdure a pesar de nuestra dejadez.

Tras un gran gasto promenten centros sociales y culturales, pero no hablan nada de ingresos, autofinanciación o beneficios para los sevillanos.

Las Atarazanas de Sevilla se encuentran hace años envueltas en el tipo de burocracia que puede hacer más daño que bien, a una zona de enorme relevancia histórica, monumental y turística para Sevilla.

La consejería andaluza

Sin embargo, Patricia Del Pozo, cambió opinión el día 1 de octubre y con su posición de poder se hizo garante de manera contundente de la restauración de las Atarazanas de Sevilla, antiguo astillero de Isbiliya.

La consejera entregó el proyecto completo a Adepa, y mantendrá la tramitación para llevar a cabo la rehabilitación y puesta en uso de las Reales Atarazanas de Sevilla.

«Un bien de interés cultural de crucial importancia para la historia de Sevilla».

  • Imagen del interior de las atrazanas de sevilla. Tomadas de forma perpendicular a los pasillos principales.

Desde dicha fecha se comienza a cojugar frases de librillo tales como:

  • Un firme compromiso de su departamento
  • Diálogo con todos los actores implicados
  • Armar un mejor proyecto
  • hay que estar ahí al margen de cualquier color político
  • … a pesar de esta pandemia… (esta tenía que estar)
  • Altura de miras
  • Remamos en la misma dirección y a todos nos mueve un único fin

Aparentemente frases bien intencionadas que al estar cargadas de elocuencia y ser tan familiares parecen que funcionan políticamente. Al menos no se pillan los dedos ocurra lo que ocurra. Compromiso cero con las Reales atarazanas de Sevilla«.

El compromiso con las Atarazanas de Sevilla

Se afirmó que tanto Fundación la Caixa, Fundación Cajasol y la asociación de defensa del patrimonio histórico de Sevilla (Adepa) están comprometidos y al tanto de cada cosa que ocurre.

En 2019, un acuerdo entre la Junta y la Fundación la Caixa establecía: Que la Caixa incrementaba su aportación a 10,8 millones de euros y la Junta de Andalucía se comprometía a financiar el resto .

Un proyecto polémico

Tras la luz verde a la excavación de las naves 6 y 7 se ha tenido que reformar el diseño original para cumplir los acuerdos a los que llegó la Junta de Andalucía con Adepa.

Al no estar en el proyecto inicial, estas actuaciones conllevan un aumento del presupuesto que deberá aporta La junta de andalucía. Según la consejería el dinero necesario ya se habría conseguido.

Las Reales atarazanas de Sevilla es el primer astillero de la ciudad y lugar donde se fabricaron los primeros barcos que navegaron el Guadalquivir desde el siglo XIII.

La Caixa mantuvo su empeño por «el nuevo proyecto», un centro dedicado a la primera vuelta al mundo, que partió desde Sevilla hace 500 años,

La intención de la Junta de Andalucía es iniciar la licitación de la obra respetando todos los acuerdos arquitectónicos alcanzados y entregar a Adepa la reforma detallada del diseño de Vázquez Consuegra, con quien los conservacionistas habían sido muy críticos en su primera propuesta.

El arrabal mudéjar de Benialofar

El hallazgo arqueológico en este solar de La Florida. El descubrimiento de la vía Heraclea, por donde entró Julio César a Sevilla. Este hallazgo se suma al de un potente complejo portuario a quinientos metros de la desembocadura del antiguo arroyo Tagarete.

Se trata de un solar de 4.300 metros cuadrados y excavado hasta los seis metros de profundidad donde se encuentran tanto restos de la Híspalis romana como de la Isbiliya islámica. Un auténtico reto para los arqueólogos.

Vista aérea del solar de La Florida dónde se encontraba Benialofar.
Vista aérea del solar de La Florida

El arrabal mudéjar de Benialofar.

Un arrabal del que se conocía su existencia documental pero no física y que se asentaba sobre la vaguada natural del arroyo Tagarete.

Durante la edad media conocemos al menos tres arrabales existentes en los extramuros de Sevilla. La Macarena, Triana al otro lado del río Gualdaquivir y un tercero recientemente hallado en La Florida, Benialofar,

Benialofar era ya conocido por diversos documentos dónde se conoce fue completamente arrasado durante la reconquista. Allí se han hallado trazados urbanos mudéjares, medievales, almohades y pre-almohades.

En 2009, apareció en La Florida el arrabal mudéjar de Benialofar, un barrio del siglo XIV pero de origen islámico del siglo XII que tenía la misma configuración que el barrio de Santa Cruz, con callejuelas y adarves.

Se confirmaba, de esta forma, que ya desde la época almohade Isbiliya se había ensanchado más allá de las murallas. Benialofar aprovechaba las edificaciones de entre las puertas de Carmona y de la Carne.

Tenía una entidad urbana excepcional siendo una zona extramuros. Y, sobre el término, aunque todo apunta a que realmente se trataba de Benialofar, es posible que no fuera así ya que, aunque existió, se trata de una entidad periurbana de la que no se tiene constancia ni en fuentes musulmanas ni en las cristianas.

El primer puerto de Sevilla

También decir que bajo el arrabal de Benialofar, en La Florida existe un segundo momento histórico perteneciente a la fase romana de la Híspalis republicana y augustiana.

«Lo que hemos documentado es una serie de infraestructuras relacionadas con la actividad portuaria, como almacenes, áreas de control administrativo, un santuario y espacio de acopio de materias primas a cielo abierto».

Félix Machuca, arqueólogo.

Ya se sabía que el primer puerto que tuvo Sevilla en la época romana se encontraba en la desembocadura del Tagarete, en las proximidades del Alcázar, y que se extendió hasta el actual Parlamento de Andalucía.

«Ese cordón, que está mejor perfilado en la orilla de poniente ahora, hemos podido caracterizarlo hasta la puerta de Carmona, que es por donde entra la vía Augusta en Hispalis»

Miguel Ángel de Dios, arqueólogo.

Ahora se ha descubierto que en la zona de La Florida, allende las murallas, había vida comercial y marinera. Aquel complejo portuario formaba parte de un anillo  que iba por el levante a la altura de La Florida y por el cauce del Guadalquivir hasta el lugar donde hoy se encuentra el Parlamento.

Los nombres de Sevilla

Los muchos nombres de Sevilla.


Lugar bello, fértil y a orillas del Guadalquivir que fue llamado de numerosas formas.

La vieja ciudad de Sevilla, con milenios de Historia en sus calles tiene en su nombre un misterio, una forma de llamarla que podría darnos las claves del pasado y origen glorioso.

Saber de dónde surge el nombre no es sencillo aunque se cree que pudiera partir del terreno en el que se encontraban aquellos primeros asentamientos que darían origen a una gran urbe. Así tendríamos que viajar a su pasado legendario cuando en lo que hoy son sus calles y avenidas encontraríamos lo que era parte del Lago Ligustinos y que no era más que un terreno difícil, muy pantanoso, que enlazaba, directamente con el Guadalquivir, el río que daba la vida.

De Hispalis a Isbiliya Empieza la historia de la llegada de los musulmanes desde el principio.

Ese lugar, bello, fértil, con mucha vegetación, fue el elegido por aquellos primeros pobladores para fijar sus primitivas casas, a su orilla, en un lecho complicado en el que cualquier edificación, por simple que fuera, ponía a prueba el ingenio de la persona. Por tanto se construía como hoy se haría en lugares con el terreno en similares condiciones –en Vietnam, Tailandia, Malasia…- y que no sería más que clavando una serie de palos –o juncos muy fuertes- sobre el terreno formando el sustento donde se asentaría un suelo, una cuadrícula empalizada sobre la que el suelo se agarraría y sobre el cual se comenzaría a fijar las paredes de cañas y el techo.

Sería uno de nuestros santos, San Isidoro, el que daría las primeras pistas del nombre de la ciudad indicando que el mismo vendría del primer asentamiento construido en la ciudad. De esta forma Híspalis –la primitiva denominación- tendría su cuna en ello. Siglos más tarde sería el erudito Blanco Freijerio el que indicaría como durante las obras de construcción del cine Imperial se descubrió en el subsuelo muchos junco y palos apilados tal y como describían en la construcción de este tipo de chozas a orillas de aquella zona pantanosa y difícil.

Pero no es la única opción que encontramos al respecto pues también hay una corriente popular que piensa que el origen se encontraría en aquella expresión que es: «Sevilla la llana» y que «Pal» sería, precisamente, «llano» en fenicio. Todo esto vendría a decirnos que este asentamiento sería «ciudad llana», así hay otros casos como el de Palamós o Palafrugell en Cataluña (España).

Contra la corriente de opinión que piensa de esta forma tenemos los que se alinean con el pasado glorioso de Sevilla encarnado en los antiguos tartesios y que indican que, según las traducciones, «Spal», significaría «tierra baja» por estar a nivel del mar y junto al río. Así también pensaba el erudito Benito Arias Montano.

Con la llegada del Imperio Romano encontramos que Híspalis fue latinizado, no obstante Julio César quiso llamarla JULIA ROMULA HISPALIS.

Durante el periodo árabe la llamarían Isbilia o Ixbilia y de ahí Sevilla, aunque también fue llamada Servalabari o Hims, muy desconocido este último y que se daría cuando entre 742-743 llegan a Al-Andalus la tercera de emigrantes musulmanes. Los que venían de Siria se quedaron en la zona de Isbiliya y Labla (Niebla) y decidieron llamarla como la ciudad siria pero resultando Hims Al-Andalus.

Sería Romualdo de Gelo en su particular «Historia de Sevilla» le que dice: «La primera referencia escrita que tenemos del nombre de Sevilla la hace Julio César en su Bellus civile (La Guerra civil) y la cita Hispalis. Es posible que la cita más antigua sea en realidad la de Estrabón, pues seguramente la tomó de sus fuentes griegas habituales para la Turdetania, como Artemidoro o Asklepíades. En textos griegos de Ptolomeo y Dión Casio figura ISPALIS, mientras en otros de los latinos Cayo Plinio Segundo, Pomponio Mela y Silio Itálico, se cita HISPAL.

Que el nombre signifique ciudad construida sobre «estos palos» his palis es una aportación de san Isidoro en sus Etimologías (XV,1,71): Hispalis autem a situ cognominata est, eo quod in solo palustri suffixis in profundo palis locata sit, ne lubrico atque instabili fundamento cederet.  Y no hay que desecharlo, como expresa A.M.Canto, primero porque era hombre culto y «leído»; segundo, porque era sevillano; y tercero, porque en realidad se ha comprobado arqueológicamente, como la posición de la ciudad además sugiere, que realmente tenía zonas palafíticas. Yo siempre he preferido la explicación por «palus, -udis»: «laguna, terreno pantanoso», que es donde se ubicaba Hispalis. Y en realidad se ubica, como demuestra el Guadalquivir cada vez que le da la gana. Por muchas «cortas» que hagan «el agua busca su camino»… Y, después de todo, «palus, -i» y «palus, -udis» tienen una raíz común».

En la época visigoda, a través del vestigio de las monedas del reinado de Leovigildo, (568-586) el nombre es conocido como SPALIS, que se mantiene en el periodo del rey Recaredo, (586-601), y que es acuñado como ISPALI.

Sea como fuere hoy es Sevilla, la otrora «perla del Guadalquivir» o, como muchos prefieren llamarla: la hermana de Roma, la otra ciudad eterna.

Fuente: ABC de Sevilla

La tinaja almohade descubierta en Alarcos

El Museo de Ciudad Real ha cedido 60 piezas cerámicas para la exposición ‘aTempora’ que se celebra en la ciudad castellanoleonesa, entre ellas la tinaja almohade de Alarcos.

La cerámica acompaña al ser humano desde el principio de los tiempos, incluso antes del desarrollo de la agricultura y del paso del nomadismo al sedentarismo. Una técnica asociada íntimamente a los usos y costumbres del hombre que sobresale por encima de cualquier otro material en los registros arqueológicos. Su importancia abruma en aTempora con un total de 600 piezas, una exposición que recorre 6.000 años de cerámica en Castilla-La Mancha y que el pasado 10 de abril abría sus puertas en Burgos tras su paso por Talavera de la Reina.

Y entre las 600 obras presentes en la ciudad castellanoleonesa se encuentran 60 procedentes del Museo Provincial de Ciudad Real. Su director, José Ignacio de la Torre, destaca los tres bloques en los que se dividen las piezas cedidas a la exposición en Burgos: «las cerámicas del Bronce del Cerro de La Encantada y la Motilla del Azuer; el lote ibérico del Cerro de las Cabezas  y la cerámica almohade de Alarcos».

Y entre todas ellas sobresale la tinaja almohade descubierta en Alarcos en 2017, «una de las piezas estrella de la exposición. Es uno de los mejores ejemplos que existen y una de las más antiguas de su ipología», una pieza que fue recompuesta a partir de múltiples fragmentos y restaurada para la celebración de aTempora en Talavera de la Reina. Después de la derrota de Alfonso VIII ante al-Mansur en 1195, Alarcos quedó en manos islámicas hasta su recuperación tras las Navas de Tolosa en 1212. Así, esta cerámica permite ubicarse en un periodo muy concreto, una tinaja con motivos geométricos y vegetales que servía para contener agua con la intención de realizar la purificación ritual de la ablución.

El Museo Provincial de Ciudad Real se ha convertido en un referente gracias al carácter excepcional de sus fondos y a las campañas arqueológicas que continúan aportando conocimiento a los diferentes periodos. Con anterioridad, la institución museística  ya ‘exportó’ piezas a muestras relevantes como la realizada en 2014 en el Museo del Louvre de París bajo el título Marruecos medieval: un imperio de África a España (1147-1269), que en 2015 tuvo su continuidad en la ciudad norteafricana de Rabat, o en Cervantes, soldado y poeta, en Toledo entre 2016 y 2017.
La exposición llevada a cabo en Talavera de la Reina superó los 103.000 visitantes y ahora en Burgos, con una muestra abierta hasta el 13 de octubre, continuará mostrando la relevancia de la cerámica ciudadrealeña.